6 razones por las qie no debes piratear tu consola
6 razones para no piratear tu consola
¿Por dónde empezar? Quizás lo ético sea hablar del principal motivo, causa o impulso que nos ha llevado a muchos a piratear en alguna ocasión (o a pensar en hacerlo): el precio. Debo confesar, antes que nada, que yo en el pasado fuí un pirata, de esos con garfio, parche y loro en el hombro. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta que prefiero los títulos originales, tal y como comento en las próximas líneas. Y tras este pequeño inciso, retomo el hilo del artículo. El precio (o mejor dicho, el dinero) es una gran barrera para todos aquellos gamers que querríamos estar horas y horas enganchados a nuestro mando y frente a la televisión.
Es una evidencia que la situación económica que arrastramos desde hace años, una crisis que parece que nunca acaba, puede privarnos de algunos títulos que querríamos disfrutar a toda costa. La lista podría ser interminable, porque son muchos los juegazos que han despertado nuestro interés. Es por eso que muchos apuestan por piratear su consola, para poder abarcar cuantos más juegos mejor a un coste reducido, muy reducido. Pero…¿es ese punto de vista el correcto? En mi opinión no lo es, y eso que he crecido junto a consolas pirateadas, viciándome hasta la saciedad a infinidad de juegos.
1 – Experiencia descafeinada
En primer lugar, la piratería puede parecer guay a primera vista. Muchos juegos al alcance a cambio de unos pocos euros que cuestan los DVD’s en los que los grabamos. Bien, eso puede ser verdad, pero es contraproducente en el momento en el que acumulas y almacenas decenas y decenas de videojuegos en estanterías o cajones, llegando incluso a perder la cuenta y despreocuparte de si has perdido un juego o no. Pirateando tu consola acabas depreciando la esencia de cada juego, sus características, sus puntos fuertes y también sus carencias. Teniendo 50 juegos, ¿quién le dará importancia al encanto de explorar todos los rincones del gigantesco mapa que te ofrece, por ejemplo, un GTA V (un juego que te impone cientos de horas de rodaje)?
Como decía antes, yo mismo fui un pirata. He tenido la Sega Mega Drive II, varias Game Boy, la PSOne, la Nintendo 64, la PS2, la PSP, la Wii, la NintentoDS Lite, la Xbox 360 y la PS3, mientras que actualmente tengo en mi posesión la PSVita y la PS4. En su día vivía feliz jugando al Tomb Raider II de la PSOne, hasta que me la pirateé. Empecé a descargarme juegos a mansalva, abandonando por completo a la hermosa Lara Croft y sus entrañables aventuras. Seguí por la vía de la piratería con la PS2, la Wii, la NintendoDS Lite , la PSP y la Xbox 360 y más de lo mismo. Muchos juegos y poca profundidad. Jugué mucho a muchos juegos, pero nunca los exprimí como merecían.
Al fin, allá por el año 2010, me hice con una PS3. Fue entonces cuando dije ‘basta’. Quería experimentar la sensación de conocer las entrañas de un videojuego, y saboreé cual chef esa explosión de vibraciones interiores con el FIFA y también con el Assasin’s Creed II, si mal no recuerdo. Fue una percepción distinta, especial, sobre todo porque me vinieron recuerdos a la memoria de la época en la que jugaba a la Sega Mega Drive II, por ejemplo, cuando todavía no había sucumbido a los cánticos de sirena de la piratería. Pero ya no hablo únicamente de esa sensación, sino incluso de esa otra que te encoraja a volverlo a intentar una y otra vez cuando quieres pasarte una pantalla, partido o misión que se te atraganta. ¿Acaso no es eso genial?
2 – Adiós garantía
Y tras haber hecho una extendida (pero bajo mi punto de vista necesaria) reflexión acerca de lo mágico que puede llegar a resultar el hecho de disfrutar de un juego que viene plastificado en su envoltorio original, daré otros datos objetivos por los que no es recomendable dotar de un parche a tu consola. De hecho, no sabría exactamente cuál colocar primero, ya que no son pocas las pegas. Quizás te diría que el primer hándicap es, ni más ni menos, que la volatilización de la garantía. ¿Que abres la consola? Pues despídete de la posibilidad de arreglarla en la tienda oficial, vas a tener que buscar alternativas.
3 – Esperanza de vida menor
Vale, puede que el tema de la garantía te dé absolutamente igual. Bien, hay otros contras, como por ejemplo la disminución de la esperanza de vida de la consola. Yo mismo lo he podido comprobar en mis carnes. Si pirateas la consola, sufres el riesgo de que tengas que enterrarla antes de lo previsto. Tuve problemas con el lector en la Xbox 360 y, en el caso de la PS2, hubo un día que directamente ni se me encendió (R.I.P, amiga). Y el otro día, sin ir más lejos, la PS3 pirateada de un amigo se reiniciaba cada dos por tres y nos impedía arrancar algunos juegos.
4 – ¿Online? ¿Qué es eso?
Así pues, los cuelgues de la consola, los fallos en las cargas y en la lectura, la pérdida de la garantía y la limitación de la vida útil son algunos de los grandes problemas que te va a traer la piratería. Pero eso no es todo. ¿Qué decir de la imposibilidad de jugar al online? A mí me privas del online y me arrancas el 90% de mi gen gamer. Creo que es absolutamente indispensable jugar en la red para conocer los entresijos de cada juego y aprovechar al máximo todas sus posibilidades, así como también para volverte más competitivo por el simple hecho de picarte con otros jugadores (sea cual sea el resultado final).
5 – Devaluación de la consola
Pero si aun así no te he convencido del todo, tengo más motivos que yo mismo he padecido, como por ejemplo el hecho de no poder vender una consola en el mercado de la segunda mano por haber sido sometida a un proceso de flasheo. Es muy complicado colocarle a alguien una consola pirateada por muy bien que funcione, genera desconfianza. Y en el caso de que consigas convencer a alguien, probablemente no acabes recibiendo a cambio el dinero que esperabas para quitártela de encima.
Por otro lado, hay quién quiere ahorrar tanto dinero que incluso se plantea el hecho de piratear cualquier consola por sus propios medios. En mi opinión, no es nada aconsejable. Y menos aún si no tienes mucha idea de software ni tampoco de hardware, ya que puede traerte grandes quebraderos de cabeza. Y por si fuera poco, puedes cargarte tu ‘pequeña’ en un santiamén si no tienes ni idea de lo que haces. Pero bueno, supongo que quién quiera una consola capaz de ejecutar copias acabará por llevarla a algún especialista que se lo haga. Aun así y sigo con mi punto de vista catastrofista, conozco a un amigo (¡y no soy yo!) al que se la robaron con la excusa de que se la iban a piratear. Obviamente, habrá piratas honrados, pero eso de dejar una consola a un desconocido…
6 – La industria de los videojuegos, ¿en juego?
Y todavía tengo un argumento más en la recámara, que por cierto no es moco de pavo. Como suele decirse, es el último pero no por ello el menos importante. Me refiero a la supervivencia de la industria de los videojuegos. Piratear implica ahorrarse dinero en juegos, es decir, privar de beneficios a la empresa que ha desarrollado un trabajo. Si no hay beneficios, las empresas (privadas) normalmente cierran la persiana o se declaran en bancarrota, como por ejemplo Atari. Y así puede irse a pique una industria que tanto nos entretiene.
Es como si no te pagaran por hacer tu trabajo porque alguien ha encontrado un método mediante el cual tus servicios salen a coste cero. No mola. Pues lo mismo pasa con las empresas de videojuegos. Y yo, obviamente, no quiero quedarme sin jugar al FIFA. Precisamente por eso y por todos los otros motivos que he expuesto, yo soy partidario de decir NO a la piratería. Pero también es cierto que los juegos podrían ser más asequibles. Ahí te daré la razón, porque una cosa no quita la otra…
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