¿que es totoro? El porque de nuestro nombre

Reseña Anime: Mi Vecino Totoro


  • Año: 1988
  • Director: Hayao Miyazaki
  • Duración: 90 minutos
  • Estudio: Studio Ghibli
  • Género: Comedia, Fantasía, Slice of Life

Un bosque mágico 

Sinopsis

En el año 1958, un profesor universitario se muda, junto a sus dos hijas llamadas Satsuki y Mei, a una vieja casa situada en algún lugar del Japón más rural. La razón es que su madre se encuentra en un hospital rural, recuperándose de una tuberculosis. Mientras se instalaban en la casa, Satsuki y Mei descubren la existencia de seres mágicos como son los “conejillos de polvo”. Pero su curiosidad no se detiene ahí y empiezan a descubrir otros seres, entre ellos los espíritus del bosque. Uno de ellos es el gran “Totoro”, según Mei. De esta manera, ambas niñas empezarán a vivir aventuras mágicas rodeadas de estas encantadoras criaturas.

Trama y Desarrollo

Pese a no estar entre las mejores películas del estudio, Mi Vecino Totoro se trata de una de las más famosas del mismo junto con La Princesa Mononoke (1997), El Viaje de Chihiro (2001) y El Castillo Ambulante (2004). Gracias a ella Ghibli pudo salvarse de una situación económica lamentable. Realmente lo que recaudaron con ella fue insuficiente para detener el fracaso en taquilla de La Tumba de las Luciérnagas (1988), pero el merchadising (sobre todo, peluches) que generó la película de este ser mágico ayudó a que se salvaran. Desde entonces Studio Ghibli, como agradecimiento -algo similar a lo que ocurrió con Puss in Boots (1969) y Toei-, lleva en su sello la silueta de Totoro. Antes de que me desvíe hablemos de lo que toca.

Nos transportamos al Japón rural de los años 50. La historia nos relata parte de la vida de unas niñas y su padre que acaban de mudarse al campo para estar más cerca de su madre enferma. Durante su estancia empiezan a descubrir que no están solas sino que cerca de ellas viven varios espíritus del bosque con los que empiezan a involucrarse y vivir alguna aventura mágica. Se trata de una película familiar dirigida a un público infantil. Es tan agradable como sencilla en su argumento porque no pretende contarnos nada especialmente relevante ni mucho menos desarrollar algún tema crudo como sí lo haría la película de Takahata estrenada en el mismo año. Es más una experiencia con la que disfrutar, casi de escapismo. Algo que encantará a los niños porque las propias protagonistas pertenecen a su edad y casi todo en su interior es precioso, en especial los espíritus del bosque que se convertirán en animales muy queridos por ellos.


Esta historia que combina relatos de la vida y aventura fantástica –con toques de comedia– destaca entre otras del mismo tipo y tiene aún cosas que ofrecer. Sin duda, uno de sus fuertes es la atmósfera que transmite muy bien sentimientos como optimismo, alegría, naturalidad y tranquilidad. De forma parecida a algunos exponentes modernos como Non Non Biyori (2013). Ambos tienen una visión casi idílica del ambiente rural y la naturaleza japonesa. No tanto en el caso de Mi Vecino Totoro porque se nota que el campo no es un lugar que destaque por su abundancia económica. Se puede notar que las infraestructuras y las viviendas son muy antiguas, sin un cuidado especial para mantenerlas debidamente. En cambio, el bosque y sus alrededores son preciosos. Llenos de árboles, arbustos y flores. Pero aún es más especial gracias a la existencia de seres fantásticos como son los dioses del bosque. Unas criaturas amigables con los niños, cuyo alimento favorito son las bellotas. En varias ocasiones, se les puede ver recogerlas para más tarde comerlas. También hay otras criaturas inofensivas como el hollín que se topan al entrar por primera vez en casa, pero que luego desaparecen al ver que está habitada de nuevo. Junto con las niñas, todos ellos suelen tener algún momento gracioso donde hacen reír al espectador. 

Ciertamente el filme tiene difícil competir con obras con mundos fantásticos más asombrosos como Alicia en el País de las Maravillas (1951) o El Viaje de Chihiro(2001) porque se queda en algo muy ligero en comparación. No obstante, sigue destacando por ciertos momentos. Por citar uno muy famoso, que se ha convertido en portada de la película, hablaría del momento en que Satsuki y su hermana Mei están en la parada del bus, bajo la lluvia, esperando que llegue su padre de la universidad. Durante la espera, ambas niñas estaban bastante cansadas y Mei se queda medio dormida en la espalda de su hermana mayor. Se respira una inmensa tranquilidad a su alrededor y en cierta manera el momento es mágico. De repente, Totoro se pone al lado de Satsuki como si esperara también por el bus, aunque él no lleva paraguas sino una hoja en la cabeza. La niña como si notara que el animal necesitara resguardarse de la lluvia le da el paraguas de su padre y la criatura se alegra mucho al ver que el agua no cae en su cabeza. En concreto hay un encuadre general donde podemos ver a ambos cada uno con su paraguas. Sin duda, una de las escenas más mágicas y preciosas de toda la animación japonesa.


Si tuviera que hablar sobre más bondades de la película, estaría el ritmo. Puede que sea algo lento por el tipo de historia que es, pero es adecuado. La película está bien estructurada en tres segmentos: el padre y las niñas se instalan en la casa, ellas se encuentran con los espíritus e interaccionan entre ellos y finalmente la madre sufre una pequeña recaída y Mei escapa de casa para visitarla, pero se pierde y Totoro ofrece su ayuda a Satsuki para buscarla. Desgraciadamente, se nota que falta alguna clase de conflicto que de verdad supusiera algún tipo de cambio para los personajes principales o algún tema central que se explorara a lo largo de la película. No niego que ayuda a apreciar mejor la naturaleza y a la familia, pero no hace mucho con esos temas porque todo es visto desde una óptica amable. Por ese motivo, creo que Mi Vecino Totoro no puede aspirar más de lo que ya es. Sé que muchos críticos y expertos la ponen por las nubes, pero sinceramente dudo que hayan visto mucha animación más que la filmografía de Disney o Ghibli. Y los Oscar lo demuestran.

Por último, solo me quedaría hablar de los personajes. Dado que las protagonistas son niñas pequeñas no permiten demasiada caracterización ya que en esa etapa de la vida aún estamos formando nuestra personalidad. Evidentemente tampoco hay un análisis de su psicología y menos contamos con alguna clase de trasfondo. Esto último me habría gustado para el caso de la madre, de quien solo sabemos que está enferma. No hay interés por contestar ninguna pregunta. En vez de eso tenemos a unos niños perfectamente retratados como lo que son. Se nota que Miyazaki se ha relacionado con chicos de esa edad porque tanto su forma de ser como sus diálogos las hacen parecer muy naturales. Por un lado, Satsuki es una niña que hace su rol de hermana mayor y encargándose de algunas tareas domésticas al estar su madre ausente. Además también demuestra ser responsable cuidando de su hermana. Sin embargo, también es una niña enérgica y alegre que le gusta jugar y hablar con otras personas. Por otro lado, tenemos a Mei quien como muchas hermanas pequeñas suele imitar lo que hace la mayor. En ocasiones, llora cuando no puede estar con su madre, pero rara vez se le nota asustada de ver algo extraño. También tiene tendencia a perderse como era de esperar de una niña de cuatro años que se distrae fácilmente. El resto de personajes son personas encantadoras y de buenas atenciones sin mucho que decir. Si tuviera que señalar algo que me irrita es la irresponsabilidad del padre al dejarlas tanto a su aire, sabiendo que la más pequeña puede perderse. 

Arte y Banda Sonora

En estos tiempos son muchos los estudios que pueden permitirse crear películas de una alta calidad como Shaft o Sunrise. Pero antiguamente solo Studio Ghibli y algún otro era capaz de crear largometrajes de una calidad comparable a Disney. Pero no solo se ve bien por el dinero empleado sino por lo artística que resulta. Aunque no llega a la magnificencia que vemos en La Princesa Mononoke (1997), aquí la naturaleza aparece en todo su esplendor. El bosque donde moran esas simpáticas criaturas es precioso, sobre todo el lugar donde duerme el gigantesco Totoro. Un pequeño rincón situado al lado de un enorme árbol donde todo está repleto de musgo y el suelo cubierto de hojas, hierba y algunas flores, mientras las mariposas revolotean. Como se puede extraer de mis palabras, los fondos están muy cuidados y los colores poseen mucha viveza, especialmente aquellos tonos verdosos. A más de uno le gustaría perderse en ese bosque durante unas pocas horas. Los diseños de personaje están en la línea de Miyazaki, por lo que no sorprenden demasiado a estas alturas. Más me ha gustado ver a los tres Totoros y el Gatobús. A cualquier niño le gustaría abrazarlos porque deben tener un pelaje mullido y hay mucho donde agarrar. Un último punto que señalaría es la cantidad de expresiones faciales que son capaces de desplegar. Esto es muy positivo porque no es fácil mostrar visualmente un rango muy alto de emociones y sentimientos.


La banda sonora corresponde a Joe Hisaishi, quien es el compositor de Studio Ghibli por excelencia. Uno no puede ver una película de Hayao Miyazaki sin la presencia en la batuta de Hisaishi. Es sorprendente como este hombre ha ido mejorando y se ha adaptado a las distintas historias que hacían las mentes creativas del estudio. Para esta obra sus composiciones se combinan armoniosamente con el estado de ánimo de las escenas: el ritmo es optimista en situaciones de emoción y descubrimiento, mientras que suave cuando la tensión es baja. Es interesante observar, sin embargo, que para la mayoría de la película, no hay música de fondo. En su lugar, se hace hincapié en los sonidos ambientales, permitiendo que el entorno rural teja su propia atmósfera. Los temas musicales son preciosos y variados, y están encabezados por “Tonari no Totoro”, interpretado por Azume Inoue.

Calificación: 7

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